4 de abril de 2014

La Cuna del Parlamentarismo o el todo por la parte

Quizá se está haciendo casi imprescindible que se ponga en valor aquella frase que escribió Juan Pedro Aparicio. Creo recordar  que, más o menos, decía así: con el tema del parlamentarismo  los leoneses corren el peligro de caer  en el papanatismo. Y  la tomo porque, tal como se van planteando las cosas, puede estar tomando el valor que en su día rechacé. 
Precisamente cuando nuestro escritor  acababa de tomar de manos autonómicas, de las del ente, de ése que habla por nosotros, una medalla de oro. Un premio  como literato. Merecido como escritor pero que rechinaba como leonesista.

Viene todo esto a propósito de los pasos que está dando el Consistorio PP capitalino, obediente más a sus ascendientes autonómicos,  que escuchando a lo convecinos, haciendo pasar  lo de Cuna del  Parlamentarismo,  como algo que no hace mucho se silenciaba cual minucia histórica,  a algo que hay que vender a toda marcha. Aun a costa de caer en el papanatismo citado, aun cuando el dicho, dado su origen y circunstancia, me siga pareciendo molesto. Su actuación es por demás localista.



Pidieron permiso autonómico para colocar unos grandes carteles, en los que se puede interpretar que intentan  situar a la capital leonesa  como ”cuna de parlamentarismo”.  Al menos eso es lo que puede entender el visitante al leerlos. Ciertamente León capital, como lugar donde estaba asentada la Corte Real, en su momento histórico de 1188, acogió la Magna Curia, las Cortes de Alfonso IX del Reino de León. Pero el Consistorio con la falta de pulcritud necesaria, por omisión vulgar, o lo que es peor interesada, silencia el Reino de León, para cuyos ciudadanos se legisló en aquéllas. Y de paso así, silencian la Región Leonesa, heredera viva y directa,  que el ente autonómico  se niega a reconocer de modo fehaciente.

Por otra parte, no han dado ni un mínimo punto de acogida municipal  y agradecida,  a quien tomó el compromiso  personal de recopilar la documentación que habría de presentarse ante la UNESCO para hacer valer nuestro derecho, como Reino Leonés. Y remarco esto último:  como Reino. Aludo naturalmente a nuestro paisano Rogelio Blanco. Pero sí se preocuparon de mostrar agradecimientos a los jefes suyos en labores partidistas nacionales o gubernativas. Prada, por ejemplo, y al ministro Wert, que tocaron el tema, uno por oportunismo y otro por compromiso ministerial.


Tal parece que ahora sienten deseos vehementes de transmitir a los niños leoneses lo del parlamentarismo, y así se lo han pedido a los directores de los Colegios de la ciudad, cuando se ha estado pasando por toda suerte de, digámoslo suavemente, trágalas en los textos de control autonómico, siempre en pos de la unificación forzada de territorios y paisanajes castellanos unos leoneses otros dando pábulo a lo castellanoleonés. Y mucho más, no menos dañino.

No sé quien ha redactado la Unidad Didáctica, que ya están deseando la tomen a pecho los Colegios capitalinos. Lo que sé es que a mí, como sencillo ciudadano, colocarles a los niños lo de los Tres Estados, cuando el Rey no  convocaba a los representantes del pueblo como Tercer Estado, me parece lanzarse en esto, cuando a los leoneses actuales  se nos coloca en una  posición irreal   en el ente autonómico,  sin decir palabra oficialmente en los Colegios.

En cuanto a lo de “reconocimiento de derechos predemocráticos” es un doble rizo, el pueblo no pasaba a tener capacidad para elegir a nadie, y ellos a su vez, nadie ha descrito, hasta hoy,  que procedimiento se empleo para su elección, más allá de ser “representantes” de los ciudadanos. Aunque en los Decretas sí quedaron escritos y descritos derechos,  libertades y obligaciones.  Los leoneses de distintas ciudades del Reino de León sí se sentaron como estamento en la Curia de 1188 por voluntad del Rey, no hay que minorizar el dato, pero tomarlo en su amplia dimensión.







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