Doy por sentada la lectura de la anterior página, y captada la idea
principal que trataba de transmitir, que no era otra que reconocer y dar a comprender
el gran esfuerzo literario, periodístico, informativo, de opinión, llevado a
cabo por gran número de autores y profesionales en aquellos momentos de
evolución y definición autonómica, cuando los leoneses nos la jugábamos como
Pueblo.
Hay un caudal espectacular, valiosísimo, escrito y razonado, que nos puede
llevar a afianzar, ya con perspectiva, la verdad de cómo nos movimos los
leoneses y cómo otros más avispados con la anuencia de muchos de “nuestros
actuantes políticos” jugaron bazas
ganadoras. Su relectura para unos, y “primicia” para otros puede ser impagable;
de modo especial para los que no los conocieron en toda su explosión, dolor y conformismo por impotencia…
ya historia. Pudiendo encontrar en su
estudio el mejor de los esfuerzos y razones para nuestra recuperación
identitaria como Pueblo.
Ya cité a Carlos Santos de la Mota, y su gran esfuerzo, aún en curso,
recopilatorio, de clasificación, presentación y apostilla o comentario a cada
trabajo escrito. Pero hoy quiero ir un poco más allá. De un escrito suyo, una Tribuna
publicada en Diario de León el 16/06/2007, me he permitido “redactar” un extracto, más bien “un corta y pega”, en el
que el autor muestra bien claro su parecer leonesista y político en el que
estábamos inmersos por aquel entonces. Certero
ayer, pero Vigente y atinado hoy…
“El nacimiento de Unión del Pueblo
Leonés fue democrático, participativo, ilusionante… más tarde ya empezaron a
depurarse las voces más discrepantes… se había instalado en el ambiente de una
figurante leonesidad otra vez expuesta al desengaño
Pronto aparecieron los personalismos,
los amiguismos, los nepotismos y los autoritarismos… Disensiones elevadas,
forcejeos y ambiciones desenfocadas… Unos a otros se asestaron sus golpes
respectivos, los unos para afianzarse y los otros para no dejar de estar
afianzados… la base en sí misma fue
desmoronándose.
El desvanecimiento político y social de
UPL no puede ni debe ser achacable a zancadillas externas, que las hay, sino a
errores propios de una considerable dimensión.
Las
distintas asociaciones culturales (más de veinte), algunas de ellas con una
actividad encomiable y no siempre reconocida, están más o menos divorciadas con
los postulados y las acciones de los representantes del partido.
La
dispersión de la leonesidad es un logro que ni siquiera es imputable a los
partidos grandes. Y el ambiente de disconformidad
aflora con facilidad en muchas bocas inequívocamente leonesistas... Es pues la
hora de un cambio de timón.
Nos consta que dentro de las
asociaciones hay gente válida, y nos consta también que dentro del partido hay
acomodados que más parecen defender el sueldo y la figuración que el servicio
al pueblo… los unos entonen su mea culpa y márchense, en silencio, y copen los
otros la dignidad de nunca abandonar el servicio general por el de servirse a
sí mismo.
Cuando se quiere hacer de un trabajo
efímero y de servicio una profesión larga, remunerada, cómoda; cuando, en fin,
se distorsionan tanto las metas sólo puede llegar la apatía y el desánimo
social que rubricará indefectiblemente el final del viaje.
-Hay un sustrato de leonesismo y
leonesidad nada desdeñable aunque sí desperdigado y desorientado.
-Hay, por otro lado, un andamiaje
político que tiene que saber hacer capaz la vertebración de esa leonesidad
desorientada.
-Y hay, cómo no y nadie lo discute, un
incuestionable pasado que avala el reconocimiento territorial de la región
leonesa.
Con estos tres puntales pónganse a
trabajar con fe al servicio de la idea, pero no como asalariados, o no pensando
en esa circunstancia…No se hagan esclavos de la remuneración pecuniaria. Dejen
libres los caminos a las corrientes nuevas.
Dicho todo esto, pensamos que se hace
necesaria una renovación urgente y drástica. Nadie
es imprescindible… La renovación,
para ir bien, debería ser impulsada desde dentro…. Lo demás es estirar la
agonía…
Su lectura completa en: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/aire-hizo-denso_327320.html
La frase final: “estirar
la agonía”, me da pie para citar mi libro, “La Lenta Agonía de la Identidad
Leonesa”, que llegó a parecer fuerte y
desalentadora en su momento. Si ser tal la intención, sino para que actuara como
revulsivo desde la reflexión y estudio
de hacia dónde nos iban encaminando, o dicho para no inculpar a nadie:
rodábamos. Fue mi modesta “opera prima”,
la recopilación de parte de mis escritos que, entre toques de historia y
relatos alusivos, intercalaba con la mejor de las intenciones. Artículos que
siempre pretendí no desmerecieran en aquel mar de trabajos de enorme valor en
el periodo citado.