Tomando el mismo título de un artículo publicado en La Crónica 1996, hoy encabezo esta página. Entonces hablaba del interés de la Junta por llevar agua de Riaño, a Palencia y Valladolid, y hoy hemos de constatar no sólo que lo consiguieron sino siguen con maniobras autonómicas dañinas para los leoneses. También recordaba a los damnificados por el embalse y decía: "los sentimientos permanecerán incólumes en los expropiados, tanto más vívidos cuanto más se alejen de su tierra; y generarán añoranzas largos años, por siempre me atrevería a decir", y no me equivocaba.
Siempre estuve entre los que rechazaban la finalización del embalse de Riaño.
El interés de la Junta autonómica en 1983, por impulsar la terminación de la obra, para embalsar, lo debimos interpretar como un interés extraño, ¿por León o por el agua?
Hace 17 años, en un periódico, leonesista, que tuvo su germen en el movimiento asociativo cultural leonés, Nuestra Tierra, me publicaron un artículo sobre el tema agua, los riegos y los engaños, incluso más allá del ente. Por estar vigente, no sólo en esencia, sino en presencia dañina mucho de lo allí vertido, tal como el título de propiedad de nuestras aguas, hoy casi imposible de sostener, propongo su lectura a mis lectores.
Siempre estuve entre los que rechazaban la finalización del embalse de Riaño.
El interés de la Junta autonómica en 1983, por impulsar la terminación de la obra, para embalsar, lo debimos interpretar como un interés extraño, ¿por León o por el agua?
Hace 17 años, en un periódico, leonesista, que tuvo su germen en el movimiento asociativo cultural leonés, Nuestra Tierra, me publicaron un artículo sobre el tema agua, los riegos y los engaños, incluso más allá del ente. Por estar vigente, no sólo en esencia, sino en presencia dañina mucho de lo allí vertido, tal como el título de propiedad de nuestras aguas, hoy casi imposible de sostener, propongo su lectura a mis lectores.
35.000 MILLONES, “TIENEN LA CULPA”
Hay ocultos intereses en unos,
en los políticos, ésos que propalaron iban a poner en regadío 80.000 hectáreas
de terrenos leoneses con el ¡agua de Riaño!; y preocupante pasotismo, hasta
ahora, en otros, en los usuarios o beneficiarios, los regantes leoneses.
Después
de diez largos años de paciente espera, cuando las promesas se caen porque León
cuenta muy poco autonómicamente y menos en el cómputo nacional, merced a los
políticos que venimos votando; éstos se atreven a hablarnos, como futuribles,
de ridículas superficies, algo así como siete mil hectáreas, y, además, Dios
sabe para cuando. Por supuesto, un insulto a las verdaderas necesidades no
inferiores a setenta mil hectáreas de nuestra geografía leonesa, que los
técnicos leoneses señalarían como tributarias de tal don.
Ante esto, uno no puede menos de preguntarse:
¿Dónde están aquellos agricultores, políticos y sindicalistas del ramo que, en
las calles leonesas, gritaban pidiendo la conclusión del embalse de Riaño?.
Recuérdese que lo inquirían en multitudinarias manifestaciones, con ardor y
ajenos al dolor que a otros podían causar.
Y total para algo peor que casi nada,
para que algunos, ajenos a nuestro dolor y penurias, se la lleven antes,
y hasta posiblemente después.
A
los que capilote en mano, como símbolo de lo bello que pretendían inundar, nos
congregábamos en emotivas manifestaciones in
situ, coreando “¡pantano no!”, al lado de los verdaderos afectados, pero
todos amantes de los parajes y el entorno amenazados, no puede dejar de
dolernos hoy que el sacrificio, de la destrucción primero, y la inundación
posterior, haya servido para que el agua embalsada sea llevada, cuando la sed
del agro leonés persiste, a unas provincias que por voluntad propia y
oficialmente gustaron desmembrarse del que fue Reino de León. Hablo
naturalmente de Palencia y Valladolid, y sin que este último dato sea, por sí
mismo, motivo de denegación del agua, sino porque en tanto los leoneses del
campo no estén siendo beneficiarios del sacrificio de Riaño, por razones obvias
y en virtud de lo prometido, a nadie le
debe ser permitido apropiarse de este bien leonés. Empecemos por nosotros, para
seguir con los demás.
Hay
una canción, tan aflictiva como veraz, creada e interpretada por los hermanos
Quiñones, todo un grito de doloridos recuerdos de Riaño que eriza el vello a
quienes la escuchamos con la mente al filo de lo sentimental, de la que quiero
traer aquí una estrofa que habla por sí sola y fortalece cuanto estoy
diciendo: “¡Riaño!. Deja que aquellos
que un día forjaron tu ruina contemplen su error”. Son copartícipes de tal situación, los que tirando de la pata, vociferantes en sus
demandas de cierre y riego, ayudaban a clavar el simbólico cuchillo de la
destrucción, precedida del forzado desalojo vecinal por la fuerza de las armas
de los antidisturbios; y, a diez años vista, tan sólo la primera
demanda han logrado.
O sea, consiguieron que pusieran a trabajar el viejo muro
que propiciaba el cierre, pero la segunda premisa, ¡vital para ellos!, decían,
la del riego, parece nos serlo tanto cuando el proyecto del canal del Carrión,
favorecido autonómicamente para desviar el agua, ha estado en ejecución desde
hace tres años, verdadera amenaza de futuro, sin gran rechazo por su parte, o apenas sin
inmutarse. Acaso algunos cabecillas teman despeinarse políticamente si se
mueven.
A
buen seguro que el Curso sobre “El presente y el futuro de los Regadíos”, en
Hospital de Órbigo, al que el Sr.Valín, Consejero que fue de Agricultura Autonómica, vino a “entregar
diplomas”, 22.9.99; resultó una buena maniobra política, útil para calmar
ánimos y edulcorar incumplimientos con
el gesto magnánimo de “conceder su departamento buena parte de los regadíos
sociales” para León. Pantomima que,
preñada de ficticia generosidad, viene a ser como una dádiva de 20.000
hectáreas de regadíos de los llamados sociales, para Payuelos; eso sí, para
cuando esté construido el canal bajo, que
pronto se ha de acometer (?). Nadie supo
replicarle que, ese canal y otros más, debieron haberse ejecutado
paralelamente en el tiempo a las obras del embalse.
Y
además, el Sr. Valin, osó decir: se le
“concede” agua a León. No hay tal concesión, cual dádiva; León ejerce, y la
Junta Autonómica de antes y de ahora, ha de respetar, el incuestionable
derecho leonés de primacía al agua de Riaño, y este derecho es subsidiario
de, al menos, OCHENTA MIL hectáreas, en regadío.
¿Qué
están haciendo los que se consideraban beneficiarios del agua, ahora
enmudecidos, dócilmente afónicos, en oneroso, por inexplicable, silencio, y
además sin regar?. Será que ya no
necesitan el agua que cabezudamente demandaban, ésa que consiguieron inundara
valles y hermosas praderías de un Riaño destruido, borrado del mapa, junto a
otros pueblos de la comarca.
Ahora, según dicen desde UGAL, “las
administraciones condicionan los regadíos a la aportación de 35.000 millones de
pesetas por los regantes”, algo así como poner
la cama además de ser... Parece una
cruel burla de los poderes políticos, ese trasladar sus retrasos, sus culpas, y
sus incumplimientos, a los agricultores, a unos perjudicados que pecan de
silentes, en tanto, con el trasvase al Carrión, el agua se nos escapa, como
tantas otras cosas, hacia el centro del poder autonómico.