30 de junio de 2013

Pequeña crónica de un gran hito

    La Virgen del Camino en la Sobarriba.  Apreciaciones bienintencionadas.


  En la mañana del 9 de junio del 2013, éramos muchos lo que mirábamos al cielo con preocupación. 

Nublado y fresco se presentaba el día, justo en el que la imagen de Nuestra Señora del Camino, iba a “aparecer” por vez primera en la Sobarriba.  Las gentes de esta “Tierra de León” que secularmente han acudido a la Señora en busca de generosa lluvia para sus campos, hoy su petición era bien distinta, preferían que el sol iluminara el acontecimiento.

Tanto mi nieto como yo participábamos del temor sobarribano; pero la lluvia estaba ausente cuando nuestro reloj aún no marcaba  las  nueve menos diez minutos de la mañana y llegábamos  a Valdelafuente,  el lugar donde la imagen de la Patrona de la Región Leonesa iba a tomar contacto con el suelo de la Sobarriba.  He ahí el hito.

Ya se veía movimiento por las calles, y más en la propia carretera; gentes que se preparan con afán participativo. Cerca de la iglesia parroquial, de San Juan Bautista, tomamos la primera fotografía; nuestra intención, bien premeditada, pasaba por estar en la calle Mayor, en su entronque con la carretera N601, pues allí era donde estaba programado que arribara el furgón que transportaba la imagen.

Acabamos de pronunciar la palabra furgón que rompe todo el equilibrio tradicional: La Hermandad de la Sobarriba siempre bajó a la Virgen del Camino en  rogativa a hombros de sus gentes. Y decimos más, siguiendo las Normas que, para tal momento, tenían escritas, aprobadas y cumplían.  De ahí dimanaban nuestras dudas.

Se estaba a punto de romper una tradición de 500 años. ¡Ahí es nada!  Esa es la segunda lectura del hito. Bien merecía la pena pues,  estar en el lugar para ver cómo al tiempo que se marcaba el momento que hemos calificado de hito: Traer la imagen a esta tierra,  se rompía la tradición de hacerlo a hombros. 

Por ello, siempre fieles a las tradiciones,  acuciados por la intriga de  tal decisión, queríamos estar allí.


En esta instantánea, para nosotros la más expresiva de cuantas fotos obtuvimos,  puede quedar recogido todo el sentimientos que las gentes de esta tierra de la Sobarriba tenían guardado para la Patrona de la Región Leonesa. Aun cuando no fuera la imagen oficial que ellos siempre portaron a hombros.



Durante la espera aprovecho para contarle a mi nieto, cómo fueron las gentes de la Sobarriba, los primeros leoneses que posaron su mirada en la Madre del Camino,  después de que ésta  se apareciera en 1505 al pastor Albar Simón.   Mario, que así se llama mi nieto, conseguiría las mejores fotografías.

Ciertamente que la Hermandad de la Sobarriba físicamente no existe ya, pero la  presencia documental  la avala,  y en la memoria y en  el sentimiento de todos los amantes de esta tierra permanece viva.

Por ello ese día estábamos prestos a compartir con ellos fervor, hombro con hombro…

Nuestra crónica gráfica queda recogida en el vídeo que hemos compuesto a partir de fotografías que tomamos durante la recepción, la imposición de la medalla y el inicio de la marcha romera con destino final en el Puente Villarente, se puede seguir, tal como lo contemplamos como sencillos espectadores: 


10 de junio de 2013

NO llegó la Virgen del Camino a hombros sobarribanos

La reflexión que hoy propongo al lector no debe pasar  por ser una especie de rasgado de vestiduras, si acaso un bien intencionado análisis de porqué la pulcritud en  lo tradicional debe ser una constante,  y que, desafiarla, romperla o alterarla  no puede ser  gratuito. Innovar en temas de profundo arraigo requiere un gran consenso, dentro de una justificada conveniencia, y aún así, en puridad, lo mejor es persistir en lo que culturalmente, cual testigo, nos hemos venido entregando los leoneses.

Cuando apenas está iniciada la segunda década de siglo y milenio, las mujeres y hombres de la Sobarriba  consiguieron traer a la Virgen del Camino a su tierra. Los dos Ayuntamientos del Voto, hubieron de emplearse a fondo para conseguirlo, todo un mérito sin duda; pero no sin tomar una decisión que chocaba con la tradición que marcó la Hermandad de la Sobarriba mediante Ordenanzas y compromisos organizativos procesional y romero. 
Veamos y valoremos como en tal coyuntura se daban dos circunstancias contrapuestas en cuanto a poder vanagloriarse de ellas en el futuro, por más que una suponga un hito, y la otra alcanzará distinta calificación.

Era la  primera y más importante: Traer a la Virgen del Camino a la tierra para la que siempre pidieron  su protección. Puede que su humildad le hiciera ver al pueblo sobarribano como una intromisión en su buen quehacer romero para el traslado de la Madre Dolorosa del Camino hacia la capital, hasta el mejor de los templos, a la Catedral, pedir ahora ellos, hombres y mujeres de   esta parte de los pagos de Tierra de León, traerla a sus propios lares.


Y la segunda: Romper la tradición secular de bajar a la Virgen del Camino a hombros, en marcha romera, con los pendones al viento, rezos y cánticos. Todo un costumbrista y documentado acontecimiento al que no se debió renunciar.  Y así,  al tiempo que se cumplía aquél  deseo anhelado siempre, a todas luces merecido, con la mejor de las intenciones caían en el error de romper sus antiguas Normas, al traer a la Madre Dolorosa del Camino en un furgón,  escondida a los ojos de todos los leoneses por el tradicional Camino, hasta el momento de alcanzar esta tierra, justo  en la pequeña localidad de Valdelafuente. 

Mas, hay otro dato añadido con el que no contaban, seguro,  y que  lo coloco en el “haber” de la jerarquía eclesial de esta diócesis de León: 

La imagen de la Virgen del Camino traída a la Sobarriba el día 9 de junio de 2013, no ha sido a la que La Hermandad de la Sobarriba primero, y luego los depositarios del compromiso de aquélla, los dos Ayuntamientos del Voto, han hecho siempre sus ofrendas, y traída a León en rogativas;  ¡NO!, ha sido una copia conocida como La Peregrina que también custodian, en sus dependencias, los PP Dominicos.
¿Cómo interpretar la negativa de acceso de los sobarribanos a  la imagen de la Virgen del Camino de siempre, la que presidiendo el altar mayor del retablo de su Santuario ha recibido sus ofrendas seculares? Yo lo interpreto como una rebaja en el rango que al proceso de traerla a la Sobarriba se le otorgaba a los Ayuntamientos del Voto, desde “altas instancias eclesiales leonesas”.

¿Acaso la Virgen del Camino iba a esconderse para quienes han suplicado, arropado y procesionado su imagen, siempre? ¡Siempre! Al tomar tal decisión,  en bien poco se ha estimado el valor del secular esfuerzo de la Sobarriba en tan hermoso menester.

Si como he creído entender se ha alegado un cierto mal estado en la “estructura” corporal de la propia imagen, no sé qué tipo de restauración la hicieron poco tiempo atrás. Podemos entender que es una imagen del siglo XVI, que se ha de cuidar con esmero, pero la ocasión de traerla hacia la Sobarriba, para cumplimentar un deseo, y agradecer la fidelidad sobarribana a la Madre Dolorosa del Camino, fe tan antigua como la imagen tallada, la petición debió haber sido atendida como la mejor de las gracias,  en honor a méritos contraídos.

Y que no nos hablen del valor del empeño espiritual, que también, y así lo valoramos, pero los gestos cuentan, y mucho, pues elevan el ánimo de la feligresía  al tiempo que  refuerzan la tradición. Los Ayuntamientos del Voto, entiendo yo en razón a lo expuesto, no debieron aceptar traer una copia de la Virgen, ni mucho menos tomar la decisión de traerla en un furgón, máxime cuando, ambas cosas,  significaban la ruptura de una tradición secular leonesa. En su descargo debo añadir, empleando palabras que parten del corazón, que aceptando traer una imagen de “La Señora de la Sobarriba”, que en el Santuario les ofrecieron, daban muestra una vez más de su humildad como pueblo en tal menester. 

De lo que pude ver en Valdelafuente, cuyos pagos mejor he conocido y paseado, en la llegada, una vez que ya estuvo a hombros de ambas corporaciones municipales  la imagen de la Virgen del Camino, “La Peregrina”, sin baldaquino,  destacaré:


La sencilla ceremonia, pero de gran emotividad ante la iglesia,  dónde en andas y a hombros  locales esperaba el titular San Juan Bautista.  

El pueblo congregado cantando el himno a la Reina del Pueblo Leonés. La imposición de la Insignia de la Sobarriba a Santa María del Camino, por los Ayuntamientos del Voto, acompañada de una bella, emocionada y alusiva lectura por el gran sobarribano, Antonio Barreñada. 

Los pendones al aire  poniendo su mejor nota de color.  Las cruces parroquiales refulgentes como nunca.  Las capas pardas de Paradilla recordando su valor cofrade. Más la Banda de Música de la Cofradía de Angustias y Soledad acompañando el gran momento para la historia de esta tierra, con sus cuidados sones, sencillamente admirable

Mi felicitación a todos los organizadores, algunos de ellos amigos, a los que  pude  transmitírselo  con un efusivo abrazo. 
Y en este punto final no puedo dejar sin destacar la labor de un gran entusiasta de lo leonés, que vive con especial interés estas cosas, organizador activo y con poder en la marcha romera: Gonzalo G. Cayón, un buen amigo que vive e invita a vivir con ardor las tradiciones.


En este enlace se puede ver el vídeo

8 de junio de 2013

La Sobarriba, anunciando un acontecimiento

El cartel difícilmente podía anunciar con más brillantez el acontecimiento. En él:



La Reina y Madre del Pueblo Leonés, sobre su trono, con el baldaquín plateado, reposa sobre un generoso verde césped  como el que Albar Simón seguro que buscó con afán para su rebaño. Y que aquí, el artista, marcando el Camino sembrado de pétalos para la Señora, llega a conformar un  hermoso tapiz.

La composición  alcanza su plenitud  con la Virgen del Camino arropada por los coloreados paños de los pendones, que toman el aspecto de una  hermosa corola floreal, una aparente rosa,  donde resaltar la presencia de la imagen de la Madre Dolorosa, talla del siglo XVI, Patrona de la Región Leonesa

                                           *           *            *


Desafortunadamente no será esta imagen la que van a procesionar las gentes de la Sobarriba, mujeres y hombres que han sabido esperar, pero que,  si las cosas no cambian a última hora, una copia, y sin baldaquino, les será entregada para que reciba los agasajos de los sobarribanos a los que se les ha escamoteado el derecho a lo mejor, algo que se les debía  en honor a su esfuerzo secular.

7 de junio de 2013

La Virgen del Camino y la Sobarriba

La Sobarriba está a punto de cumplir el antiguo deseo de traer a  su tierra a la Patrona de la Región Leonesa. Reina y Madre del Pueblo Leonés a la que la  Hermandad de la Sobarriba siempre ha invocado.

Respecto a esto ayer recogió del Diario de León el artículo mio siguiente:


¡Venga a nosotros la Virgen del Camino!

He ahí una petición y un derecho de los leoneses de la Sobarriba.


Curtidos en mil batallas de peregrinación, las mujeres y hombres de la Sobarriba, venían anhelando últimamente traer a la Patrona de la Región Leonesa a su feudo, o por si dicho así suena raro, digamos que a su querida tierrina, para la que siempre han implorado protección  a la Señora, y en momentos difíciles ayudas puntuales para sus cosechas, no en balde la agricultura era su mejor labor y el sustento no sólo para ellos, sino para los habitantes de la capital para los que representaba  su despensa y su granero.

En menester tan vital, cual es atender a las propias necesidades, incluso más allá de la cotidiana subsistencia, encontramos a un pueblo curtido que supo crear en su momento la medieval Hermandad de la Sobarriba, una organización civil fundamentada en el bien común.   Su religiosidad les llevó a vincularse a la Virgen del Camino con un voto de permanente compromiso, no bien nuestra Madre del Camino en 1505 mostró el deseo de acoger bajo su protección al Pueblo Leonés representado en la  sencilla figura de un pastor, “no muy lejos, allá en un campo raso junto a Montejos”.

Esa confraternización abarcaba, o tal vez mejor deba decir, abrazaba a todo el paisanaje de los dos Ayuntamientos hoy conocidos como del VOTO: Valdefresno y Villaturiel, más algún pueblo adyacente del Condado. No era simple tradición el compromiso de acudir anualmente ante la Patrona, tenían y cumplían unas Ordenanzas que para la Hermandad se habían dado, y justo es decirlo sabían cumplir los habitantes de estos pueblos de  “Tierra de León”.

Ordenanzas que, en buena medida, aún son tenidas en cuenta, o de alguna manera forman parte del protocolo requerido para bajar con “su trono” a la Madre Doliente del Camino, y, a hombros, traerla en peregrinación a la capital, un privilegio en el que no pueden estar ausentes, bajo ningún concepto, las gentes de la Sobarriba. 

Para los leoneses siempre supuso un acontecimiento, y cada  rogativa un acto que rebosaba religiosidad popular. Y así, durante la marcha romera, los acompañantes dedicaban sus mejores y devotos cánticos a la Madre del Camino. Sin olvidar que siempre, abriendo el cortejo procesional, enhiestos avanzan los pendones leoneses y por derecho propio el Pendón de la Tierra, el de la Sobarriba.

Nunca se había traído a la Virgen del Camino a esta parte de “Tierra leonesa” que, por devoción y voluntad, le ha sido tan fiel: La Sobarriba; por más que hubiera estado la imagen muy cerca, en el primer templo de la ciudad, nuestra Catedral, en muchas ocasiones. Con todo respeto podemos decir que ha llegado el momento en el que la Virgen del Camino “cumpla” con el deseo de los sobarribanos, y a hombros de sus fieles compromisarios, recorra una parte del Camino de Santiago que por aquí discurre. 

Los dos Ayuntamientos del Voto, herederos de todos los compromisos de la Hermandad, como tal desaparecida, aun cuando anímicamente esté viva y presente en las gentes de la Sobarriba, han tenido la feliz idea de cumplir este deseo tan bien acogido popularmente. Los oportunos permisos eclesiales fueron concedidos, aun cuando haya en esto un punto de duda que luego veremos. Por afinidad leonesa hemos de congratularnos todos de lo que, por supuesto, va a suponer una puesta en valor y revitalización de  antiguos compromisos de confraternidad entre las gentes de los distintos pueblos de la Sobarriba.

Sin duda esos compromisos se verán reforzados con el vistoso sello que supondrá el fervor popular durante la programada marcha romera entre Valdelafuente y  Puente Villarente, una parte del Camino que muchos peregrinos han ido abriendo a través de todos los tiempos. En él, a partir de ahora, junto a las pisadas de todo tipo y compromiso romero, también estarán las netamente leonesas  sobarribanas,  pues honda impronta dejarán, en tan histórica ocasión, los que han de portar a hombros a la Virgen del Camino, las cruces parroquiales, así como los acompañantes, partícipes y actores también, al igual que los pendoneros.

La gran enseña leonesa, en número superior a ochenta enhiestas y cimbreantes varas, con las adamascadas telas luciendo más refulgentes  que nunca los colores leoneses, serán las que abriendo la comitiva anuncien la presencia de la Reina y Madre del Pueblo Leonés. La Asociación Pendones Reino de León pondrá en ello su mejor empeño.


Están prestas las nobles gentes de la Sobarriba a dejar escrita una página gloriosa para su historia y la de León, cuando en esta ocasión la Virgen del Camino sea traída hacia a sus propios lares. Será la primera y suponemos que, roto “el precinto de los regalos”, la podrán seguir otras, si algo urgente lo pudiera demandar.

Un amante de las tradiciones como yo creo ser, no puede dejar pasar la ocasión sin mostrar dos datos de equilibrada relevancia entre sí que empalidecen el feliz acontecimiento. Son éstos: La imagen de la Virgen de Camino del siglo XVI, que preside el retablo en su basílica, y siempre ha recibido las ofrendas de los Ayuntamientos del Voto, si no cambian su decisión en el obispado de León, NO será la que bajen a la Sobarriba, sino una copia, al parecer conocida como La Peregrina, (1) que los PP. Dominicos custodian también en sus instalaciones.

El otro apunte es que no será traída a hombros desde el santuario hasta la capital, en este caso a la Sobarriba, lo cual hay que entenderlo como una novedad que rompe el secular y protocolario estilo; la acercarán a la “Tierra de León” colocada en un furgón, y  hasta puede que al no ser la imagen principal, ni se firmen las no menos protocolarias actas de entrega.

Cuando en la tarde del domingo 9 de Junio regrese la Patrona de la Región Leonesa desde  Puente Villarente a su Santuario, portará colgada la medalla de oro que los Ayuntamientos del Voto emotivamente la habrán impuesto. Justo entonces se podrá dar por  cumplido el objetivo propuesto. E intentando quedarnos con el lado más positivo del acontecimiento global, el 9 de Junio de 2013 será la efeméride a recordar como la primera visita de la  Virgen del Camino, Reina y Madre del Pueblo Leonés, a la Sobarriba; y entre los vecinos de los pueblos que componen los dos Ayuntamientos de Voto se habrá reavivado la limpia confraternidad siempre deseada.   

(1) Copia de la imagen pero sin el baldaquino de plata

6 de junio de 2013

El MUSAC y la insufrible injerencia autonómica

Una mirada retrospectiva

En el siguiente artículo de opinión, publicado allá por el 1998, creo que ya venía a destacar el papel absorvente y centralista del ente autonómico, y el control  que iba a someter a todo lo leonés.



MUSAC,  Auditorio, “tocara y fuga”
   
Es cierto que León tenía carencias cuando el cerrojazo político lo enclaustró en una Comunidad que nunca será improcedente repetir la inventó el Sr. Martín Villa. Muchas de esas carencias aún persisten gracias al ente, que, empleando toda clase de procedimientos, intenta englobarnos, no comprendernos y mucho menos escucharnos, a los leoneses naturalmente.

Por ello  es lícito decir  hoy que León, esclavo de esa incomprensión, al tiempo que sigue sin contenido político claro en esta Comunidad,  tampoco sería exagerado apuntar que es exprimido, en tanto se nos da a cuentagotas aquello que nos es primordial, o incluso precisamente por ser vital para nuestro desarrollo, nos lo administran con cicatería.  Así las cosas, León camina  en el furgón de cola del tren del desarrollo que comanda Valladolid, no precisamente como locomotora, sino como beneficiaria indiscutible. Tan solo la iniciativa privada y el esfuerzo, cuando no sacrificio de los más débiles del pueblo leonés, contribuye a disimular un poco el panorama socioeconómico. 

Sutilmente primero y sin recato alguno en la actualidad, a Valladolid, sus políticos la han encaramado al título de primus inter pares, válido para “pucela”, no así, especialmente, para los componentes de la región leonesa que no gozan de paridad alguna.  Amén de saber llevarse la capitalidad y la ubicación de todas las instituciones  dimanantes del ente, su apetito es tan insaciable que se apropian de la práctica totalidad de los proyectos que surgen u otros proponemos.

El Centro de Arte Contemporáneo, allá por el año 1995, fue reclamado como creación  para León cuando apenas era un embrión, un apunte autonómico,  y fue hecha tal reclamación por más 300 Artistas leoneses, que andando el tiempo, el silencio autonómico y el componente político a casi todos también les iría enmudeciendo.
          Hemos hablado de Centro de Arte, pues lo pensado entonces no era  un museo propiamente dicho, sino algo activo y dinámico para actividades artísticas.  Y como siempre, siendo generosos, o para hacer valer un derecho que se nos debería otorgar de facto, ofrecimos edificios. Recuérdese, hablamos de El Seminario Mayor, Abelló,  o solares como el de la Plaza Colón en desuso, o suelo para un edificio nuevo en Eras.

Lo del MUSAC, teniendo aparentemente esa misma finalidad, es un invento autonómico a posteriori, y “nos lo proyectan” desde la Junta, cuando todo se ha ido hacia otro lado, al de siempre como veremos,  hacia Valladolid, aludimos naturalmente a la importantísima colección, más de ochocientas obras, reunida desde el año 1987 por la llamada Asociación de Arte Contemporáneo de ámbito nacional. 

Pedían en aquél  entonces nuestros Artistas que se instalara en León, pero su destino estará en El Patio Herreriano en la capital pucelana,  en un edificio remodelado que dedicará ocho salas a tal fin. La decisión final era de índole política, pero “nuestros” políticos, incapaces de unirse para reclamar éstos u otros bienes, ni pesaron en la balanza autonómica, ni levantaron la voz, una vez más, por León.

Consumado ése fiasco, nos presentan la maqueta de un edificio modular, a bombo y platillo, que llaman MUSAC, dicen que será un referente del arte contemporáneo, añadiendo: y de las nuevas tecnologías. Aparentemente pretenden que sea conocido como Centro de Artes Visuales, todo tan experimental que tiene visos de ser su contenido un “si sale...”.  Vienen con ese proyecto a silenciar nuestra primigenia demanda, aquélla que muy bien razonaron en origen nuestros Artistas, pero que mal apoyada en cuanto seguimiento de la idea, y defensa final por nuestros políticos, nos la arrebataron de las manos otros, con garra.  Triunfó, una vez más, el centralismo.

El Auditorio edificado con recalcitrante parsimonia en un solar de Eras, al parecer no por meticulosa ejecución, desde hace un año, más o menos, se habla de su inauguración. 

Éste y  el Centro antedicho, en dualidad simbiótica, se pensaron como integrantes de un mismo y fabuloso edificio, algo impensable para un León sin peso autonómico, que pronto alguien desde lejos los disoció, “enfriando” el museo en espera de atrapar la colección de Arte Contemporáneo, allende nuestro León.

Se había prometido uno de gran capacidad, “el mejor de España”, y se ha quedado en polivalente y corto en cabida, que no puede hacernos olvidar aquél  que la formación política leonesista UNLE, en su campaña electoral de 1987 nos presentó a los leoneses,  con prácticamente el doble de aforo, y a ubicar en un Solar de la Serna. Todo un complejo que no procede aquí detallar.  Razones obvias impedirían su ejecución.